Desde que somos pequeños solemos oír una y otra vez aquello del "Carpe Diem", pero por más que intentamos hacer caso, muchas veces fracasamos. El tiempo va pasando y nos vamos dando cuenta de que en realidad no todo es lo que parece; la gente cambia y las situaciones con ellos.
Hace ya unos meses descubrí que yo, al igual que ellos también voy cambiando, pero a diferencia de muchos, todavía tenía a alguien ahí que me veía como al principio. Al principio me preguntaba: ¿Por qué me verá sin cambios o con ligeros cambios para bien?, hasta que un día lo descubrí; esa persona estaba cambiando conmigo y haciéndome cambiar-incluso sin darme cuenta-de forma realmente positiva. Lo que nunca entenderé es por qué decidió acompañarme a lo largo de mi viaje, pero como a otras personas que me acompañan en él, se lo agradeceré eternamente.
Esta persona podría decirse que decidió pasar por alto todas las barreras físicas y psicológicas que le impedían su paso hasta mi; sin importarle la opinión del resto, haciendo oídos sordos a tantas habladurías.
Frente a gente como esta persona, existen otras muchas que decidieron anteponer cosas mucho menos importantes a personas.
Sea como sea, la vida nos va enseñando que prácticamente cada día debemos coger un camino, a veces serán pocos, otras serán muchos, pero debemos aprender a elegir y fiarnos siempre de quien debemos. Cada uno de estos caminos nos llevará a otro camino y éste, a otro, pero lo más importante de todo es la intención y las consecuencias de cada uno; debemos ser consecuentes y elegir el camino que pensemos que nos lleve a otro mejor. Por muy mal que nos parezcan las opciones a veces, no todas serán tan malas, tan solo tenemos que echarle valor y afrontar cada cosa por su nombre, sin obviar a las personas a las que de veras importamos.
